Basílica de Nuestra Señora de Begoña. 20 de Febrero del año 2020
Texto de nuestro compañero Txema:
Paso el día solo, procuro no pensar, solo guardo en mi memoria
las 19’45 la hora de la cita. Monto en el 62, abstraído, cuando me doy cuenta
el autobús se vacía, es fin de trayecto, estoy en Arabella, me he pasado unas
10 paradas pero no importa hay tiempo y el camino es cuesta abajo.Llego a la Basílica, la fotografío con su esplendor
iluminado, tengo 5 minutos y conozco el camino al bar, allí están Josean, Gaspar y en la esquina Irma,
está espléndida, sus ojos tienen un brillo especial y transmiten fuerza.
Es la hora y todo el mundo está puntual, se respira
tranquilidad, vamos a nuestro cubículo, calentamos, salimos, funcionamos con
sorprendente fluidez, Irma, Idoia, Mónica y Josean se comportan como veteranos
abren el camino con seguridad, se sabe lo que hay que hacer, la espera en la
Sacristía parece cómoda para todos, cada uno a lo suyo, Antonio se muestra
satisfecho, ha trabajado duro para la uniformidad y todos hemos obedecido, la
espléndida foto de Fernando da fe de todo ello, sentado ante su mesa alguien
con mando en plaza maneja un Apple, es el toque milenial en la espléndida y
lustrosa Sacristía, yo diría que presume de moderno tras la manzana mordida,
llega la hora, la espera ha parecido breve, he disfrutado cuando Marijo me ha
puesto la pajarita, de nuevo la fluidez, cada uno en su sitio, la vista impone,
el templo lleno ofrece un aspecto de sorprendente orden y equilibrio, solo veo
a Edu en la columna derecha y a Borja en la izquierda, con ritmo ágil y a la vez
pausado empieza nuestra actuación.
El tono para el Beato no ofrece duda y poco
a poco la cosa avanza, disfruto del gesto de Irma llevándose la mano al
corazón, nos está dando las gracias, disfruto de oír la coro, de cuando
Fernando y yo dividimos nuestras voces, el viaja con los tenores, yo me quedo
con Josean a mi lado, en un pispás acabamos, lo hacemos con Itsasoa gara, como
casi siempre que la canto me brotan las lágrimas, saludo y salida, todo bien,
las caras demuestran satisfacción e ilusión, no hace falta que nos digan que ha
estado bien, ya lo sabemos, salimos tranquilos, camino con Idoia hacia el
metro, sentados en un banco nos saludan desde el lado opuesto, Idoia me hace
ver que nos hemos equivocado de andén, pues se rectifica, espera amena y nadie
llega, entramos al vagón, el viaje es breve, Idoia me hace ver que estamos en
San Mamés, nos hemos pasado un par de estaciones, de nuevo rectificar, solo
tres en el Globo, los demás ya llegarán, cada mochuelo a su olivo, hoy no hace
falta cantar más...
José María de la Sota Guimón
20/02/2020